A Slow Beauty Journey Through Japan: From Tokyo to Kyoto with Olively

Un viaje de belleza lenta por Japón: Tokio, Kioto y Osaka con Olively

Un viaje de belleza lenta por Japón

De Tokio a Kioto y Osaka, Japón nos enseñó que la belleza no se crea con prisa, sino con respeto. Este viaje inspiró el alma de Olively: una marca nacida para honrar el tiempo, los sentidos y la conexión con la naturaleza.

Tokio — calma en medio del caos

Tokio es puro contraste: estructurada y espontánea, minimalista y vibrante. Pasé mis días caminando por sus callejuelas estrechas, descubriendo oasis de calma dentro del ritmo constante de la ciudad.

Las mañanas empezaban con el zumbido de las máquinas de espresso en cafés como Common y Roar Coffee House, dos joyas que capturan la mezcla de creatividad y tranquilidad de Tokio. En Bricolage Bread & Co., el pan se siente vivo, fermentado, crujiente y profundamente reconfortante. Mientras tanto, One by One Coffee en Meguro me sirvió una de las mejores tazas que he probado: suave, terrosa, preparada como un ritual.

En Ginza, deambulé entre Muji, Isoya y Loft, hipnotizada por cómo los objetos cotidianos pueden convertirse en poesía a través del diseño. Después, cerca de Asakusa, me topé con Osaji, una marca de cosmética japonesa cuyas fragancias reflejan ese mismo respeto por la naturaleza que reside en Olively.

Para hacer una pausa, me refugié en Coffee Kan Ginza, un kissaten atemporal escondido bajo tierra, de madera, con poca luz, y que quizá ofrece los mejores pancakes. La cena en Sakura Sacas, en Akasaka, fue de esas experiencias que permanecen: gyozas hechas a mano delante de nuestros ojos, y ese alegre coro de “arigatou gozaimashita!” al marcharnos.

Tokio me enseñó que incluso en el movimiento hay equilibrio, y que la belleza no necesita ser ruidosa para sentirse.

*Fotografía Bricolage Bread & Co

Kioto — ritual y reverencia

Si Tokio es innovación, Kioto es devoción. Todo en esta ciudad parece estar confeccionado con siglos de paciencia: desde sus templos hasta sus inciensos artesanales. Descubrimos Kioto en bici de ciudad, la mejor forma de moverse despacio por sus calles tranquilas y rincones ocultos.

Entre Yamada Matsukoboku, Shoyeido y Kungyokudo, encontré inspiración infinita para Olively. Materiales naturales, tonos tierra y ese suave juego de luz que hace que todo se sienta vivo.

Para las mañanas más pausadas, Astarte se convirtió en un favorito: pastelería delicada, café suave y ese tipo de calma que se queda. La cena en Charlie, un izakaya acogedor que sirve platos pequeños y pensados, estuvo llena de calidez y risas.

Uno de los descubrimientos más inesperados fue Maana Atelier, un espacio bellamente curado para talleres, diseño y aprendizaje. Se sentía como la encarnación de la creatividad lenta: intencionada, táctil y atemporal.

Y si pudiera quedarme en algún sitio la próxima vez, sería Ace Hotel Kyoto por su energía de diseño o Mogana, un santuario silencioso que parece la versión moderna de Kioto condensada.

Otros rincones escondidos fueron OUI Bakery Cafe, 130R, Kurasu Kyoto Stand y Martin, una cafetería que es hermano de Charlie.

Kioto me enseñó que la lentitud no es indulgencia: es respeto. Respeto por el oficio, por quien lo hace, y por quien lo recibe.

Fotografía en Maana Atelier

Osaka — alegría en lo cotidiano

Osaka se sintió como una celebración: comida callejera, color en cada esquina. Si Kioto susurra, Osaka canta.

Deambular por Namba, probar brochetas de pulpo, palitos de cangrejo y cerveza local junto al río. Las mañanas eran para Ourlog Coffee Honmachi, donde cada taza se tuesta en el mismo local. Mi cafetería favorita y tostadora fue Ult Coffee: el cuidado por el café era increíble, y su espacio, exquisitamente curado.

Otros rincones ocultos fueron Glitch Coffee, MaZe Nishihorie, Bo-no Bakery y Unreal Bake & Cafe Bar.

En Osaka, la belleza se sentía más ligera, más libre, más humana. Me recordó que el cuidado también puede ser lúdico, que no todo ritual debe guardar silencio.

Fotografía en Ult Coffee

Lo que Japón me dejó

Desde los cafés silenciosos de Tokio hasta los templos llenos de incienso de Kioto, Japón me mostró lo que significa crear con propósito. Moverse con cuidado. Dar tiempo a aquello que lo merece.

Al regresar a nuestro Slow Beauty Lab en Andorra, llevaba todo conmigo: el aroma del hinoki, la calma de Kioto, la alegría de Osaka y el recordatorio de que la belleza, la verdadera belleza, siempre requiere tiempo.

Descubre las creaciones de Olively, inspiradas en rituales de todo el mundo y hechas a mano con propósito en nuestro lab. Cada producto se elabora con ingredientes de la naturaleza, tiempo e intención: una celebración del cuidado consciente y una belleza que perdura.

Si quieres más recomendaciones de viaje por Japón o tienes dudas sobre los lugares mencionados, deja un comentario abajo.

Con cariño,
Ivon

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